Existen muchas
teorías que explican por qué nos deprimimos. A este estado de ánimo contribuyen
numerosos factores ambientales, sociales y personales. Se puede hablar de dos
tipos de depresión. Uno de ellos se produce por alteraciones en nuestro
organismo y es necesaria la medicación. El otro tipo es el más común. Es la depresión
que se produce por nuestra interpretación del ambiente que nos rodea o por
sucesos vividos que no somos capaces de hacer frente. En estos casos, tenemos
la ventaja de poder poner un remedio que salga de nosotros mismos. Somos los
responsables del cambio y de poder sentirnos mejor.
Normalmente,
ocurre que tenemos unas creencias que no se ajustan del todo a lo que sucede en
realidad. Todos interpretamos. No somos objetivos porque a cada uno le afectan
los acontecimientos de manera diferente. Cuando nos planteamos cuál es nuestro
objetivo en la vida la respuesta suele estar bastante clara: hallar la
felicidad. A todos nos gustaría eliminar el sufrimiento de nuestras vidas y no
pasarlo mal nunca. También es probable que muchas personas piensen que a ellas
les ocurre todo lo malo, que su vida sólo son desgracias. Esto no es verdad. El
sufrimiento es necesario para aprender habilidades que nos ayuden a
enfrentarnos a las dificultades de la vida y a los momentos dolorosos.
Inevitablemente, a lo largo de nuestro camino, nos vamos a encontrar con sucesos
indeseables y vamos a tener grandes dificultades. Tampoco es cierto que a una
persona siempre le toquen las desgracias. Simplemente, tiene un filtro en su
cabeza que le hace fijarse más en los aspectos negativos de sus vivencias y
concederles mayor valor.
Esto
explicaría, por ejemplo, por qué muchas personas que, objetivamente, pasan por
malas temporadas no se deprimen. Le buscan el lado positivo a los
acontecimientos y tratan de dar mayor valor a lo que les hace sentir bien. Por
muy insignificante que parezca, lo bueno que tenemos puede convertirse en
nuestro escudo protector frente a la depresión si nos aferramos a ello con
todas nuestras fuerzas. Incluso, aunque nos sintamos solos, hemos de saber que
estamos suficientemente capacitados para hacer frente a cualquier adversidad.
Siempre va a haber alguien que va a estar junto a nosotros, para lo bueno y
para lo malo, y siempre nos va a apoyar: nosotros mismos. Aunque parezca una
perogrullada no lo es tanto. ¿Cuántas veces pensamos que nos sentimos
abandonados por los demás o que no nos tienen en cuenta? En realidad lo que
deberíamos pensar es que nos estamos abandonando nosotros mismos y no nos
estamos cuidando por pensar de esta manera.
Este tipo de ideas puede llevarnos a iniciar
un círculo peligroso. Pensar de esta forma nos desanima y nos quita las ganas
de hacer lo que nos gusta y, por descontado, lo que nos disgusta. Perdemos el
interés por todo y perdemos también la capacidad de disfrutar. Si no podemos
sentir placer con las cosas que hacemos al final caeremos en un estado de
apatía, tristeza y hastío. Por eso, si hemos caído en este ciclo es necesario
romperlo cuanto antes. Podríamos comenzar por hacer pequeñas y sencillas
actividades. Para algunas personas levantarse de la cama, quitarse el pijama y
darse una ducha puede suponer un gran reto pero, una vez logrado, se van a
sentir mucho mejor. Después de esto, puede que se vean con fuerzas para hacer
algo más.
La clave es ir
dando pasos pequeños para recuperar las actividades que se han perdido. Si
esperamos a estar más animados para ponernos en marcha nunca lo conseguiremos
porque no tenemos nada que nos motive. Sin embargo, si empezamos por hacer algo
para animarnos esto conllevará seguir buscando más actividades y subiendo
nuestro estado de ánimo. No se trata de conseguir grandes proezas porque puede
causar el efecto contrario. Es mejor comenzar por pequeñas actividades cotidianas
que nos hagan pensar que merece la pena volver a disfrutar de la vida.
Como
conclusión os dejo una ingeniosa frase que nos recuerda lo que valemos y de lo
que somos capaces:
"Si algún día te sientes pequeño, inútil, ultrajado y deprimido, recuerda
que un día fuiste el espermatozoide mas rápido y victorioso de tu grupo."
Encuentro tu blog muy interesante, enhorabuena.
ResponderEliminarPor mi parte te propongo la reflexión del siguiente enlace:
http://josearnedo.blogspot.com/2011/08/francisco-mora-como-funciona-el-cerebro.html
"El cerebro se modela fisiológicamente mediante el aprendizaje y la acción".
En una línea:
Cada cerebro es único, se va moldeando con la experiencia. El cerebro emocional siempre imprime un valor a las percepciones. La percepción no es un proceso pasivo (objetivo, neutro) sino que percibir es lo mismo que dar significado. El Yo es el diálogo entre la conciencia (Tálamo) y la memoria (Corteza cerebral).
Un saludo.
Jose
Muchas gracias por tu aportación, José Arnedo.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con la frase. Y todo ello se lo debemos a la plasticidad neuronal.
¡Qué gran descubrimiento!