Las
redes sociales son una realidad en nuestras vidas. Estamos rodeados de
amigos y contactos que, a veces, no conocemos más que de vista o de
haber compartido una tarde con amigos en común.
Pero no sólo están las redes sociales como Facebook o Twitter
en las que compartimos información con amigos. La evolución natural de
las redes sociales ha dado lugar al boom de las páginas de dating, redes sociales específicas para conocer gente y buscar nuevos contactos sociales e íntimos. Páginas como Badoo, eDarling, Meetic, Match, etc. son webs donde se desarrolla el dating.
Vivimos
en un mundo deshumanizado en el que cada vez es más difícil establecer
relaciones de amistad, de pareja o de cualquier otro tipo. Tenemos
grandes dificultades para establecer el contacto con la realidad porque
no podemos pasar sin nuestras redes sociales habituales donde tenemos a
todos nuestros amigos juntos sin necesidad de verlos presencialmente.
Sin embargo, este contacto con nuestros amigos es cada vez más vago y,
en muchas ocasiones, se reduce a un “me gusta”.
Al
igual que estamos distantes con nuestros amigos también lo estamos para
conocer a gente nueva. Las posibilidades de entablar nuevas relaciones
desde el plano real se ven reducidas debido a que no pasamos tanto
tiempo fuera de casa y cada vez realizamos menos actividades que
supongan un contacto real con otras personas, hacemos cursos on-line,
trabajamos desde casa, tenemos a nuestros amigos en Whatsapp o en las redes sociales, etc. Así vamos perdiendo habilidades sociales para establecer nuevos contactos.
Desde
nuestro ordenador nos sentimos más seguros y el hecho no ver la cara de
la persona con la que hablamos nos permite tomarnos ciertas libertades
que de otra forma no podríamos. No vemos la cara de aceptación o de
rechazo, sólo sabemos si nos responden pero nuestra identidad no queda
comprometida porque el rechazo es algo privado y anónimo.
Por
otro lado, en internet tendemos a mostrar nuestra mejor imagen, con lo
que tenemos un concepto idealizado de todas las personas que están en
las redes sociales. Así nuestras expectativas también van en consonancia
con lo que vemos; creemos que vamos a encontrar a nuestra pareja ideal
pero la verdad es muy diferente. Primero, porque puede que nosotros
mismos creamos no estar a la altura y, segundo, porque la hora del
encuentro puede que nos lleve a un fracaso en nuestras expectativas por
descubrir que, en realidad, no hay nada de ideal en la persona con la
que nos ilusionamos.
Sin
embargo, somos seres sociales y necesitamos contacto humano: físico,
cariño, sexo, pero, sobre todo, apego, aceptación, comprensión y
estabilidad. Instintiva y evolutivamente buscamos la supervivencia pero
esta misma evolución hizo que desarrolláramos un cerebro capaz de tener
sentimientos complejos como es el amor.
El dating se suele hacer mediante páginas web específicas |
Por
esta razón no podemos dejar de buscar contactos interpersonales que
satisfagan nuestras necesidades de seres sociales. Así surge el dating, de la necesidad de entablar una relación rápida y sin demasiados costes emocionales.
Aunque también se utiliza el dating
para encontrar parejas estables, no suele ser así en la mayoría de los
usuarios. Por lo general, buscamos contactos de una noche o contactos
esporádicos que no tienen demasiada duración en el tiempo porque no
suelen dar muy buenos resultados. Acabamos dándonos cuenta de que no es
lo que buscábamos o lo que creíamos que íbamos a encontrar o puede que
nuestros objetivos y los de las personas con las que entablamos
relaciones no coincidan.
Además,
tenemos miedo al dolor y a pasarlo mal. Por eso, procuramos mantener
estos contactos esporádicos que nos proporcionan una pequeña dosis de
afecto aunque después nos quede el vacío por dentro. Los sentimientos de
soledad pueden volverse más fuertes lo que nos lleva a una búsqueda más
ansiosa por todas las redes sociales de contactos para sentirnos más
valorados y aceptados.
Los adolescentes y jóvenes no sólo utilizan el dating
y sus plataformas virtuales para aliviar su soledad sino que también es
una forma de experimentar, probar lo desconocido de una forma, más o
menos, segura. En cambio, en las personas adultas, también existe
el miedo a quedarse solo en un futuro cada vez más cercano porque a
medida que pasa el tiempo se reducen más nuestras posibilidades de
conocer a otras personas. Las amistades que tienen obligaciones
familiares comienzan a distanciarse por falta de tiempo y de intereses
comunes a los que no las tienen. Y, de nuevo, nuestra red social se ve
más reducida y nos aporta nuevos argumentos para buscar contactos más
afines a nosotros.
La mayoría de las personas necesitamos sentirnos queridos, admirados y sobre todo buscr gente nueva con la que compartir momentos especiales.
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