Mucho
se habla de tecnología y de las copias de seguridad para no perder
nuestra información más valiosa. Pero, ¿y si pudiéramos hacer una copia
de seguridad de nuestro propio cerebro?
Hacer un backup,
o copia de seguridad, consiste en copiar toda la información de un
dispositivo y guardarla en otro dispositivo diferente con el objetivo de
poder recuperar esa información en cualquier momento si se produjera un
fallo en el dispositivo original.
Pero
¿y si el dispositivo original fuera nuestro cerebro? Podríamos crear
una copia de seguridad de nuestro cerebro y jamás olvidaríamos nada,
todos los conocimientos y recuerdos permanecerían para siempre. Tampoco
habría lugar a equívocos con los recuerdos y desenmascararíamos a los
mentirosos sin esfuerzo.
Esto
plantea la posibilidad la inmortalidad. Podríamos seguir viviendo sin
necesidad de nuestro cuerpo físico, ya que la copia de seguridad
abarcaría tanto la memoria como la personalidad y la capacidad de sentir
emociones.
Además,
tendría un gran uso en medicina, ya que sería posible restaurar la
memoria en personas que sufren demencias o pérdidas de memoria por algún
tipo de accidente o enfermedad. Quizá todos seríamos mucho más felices
por tener la seguridad de recordar todo y poder acceder en cualquier
momento a la información completa que hemos ido almacenando a lo largo
de toda nuestra vida.
Se
cree que esa copia de seguridad consistiría en una copia de las
estructuras y de las conexiones neuronales de nuestro cerebro y de la
información almacenada en él. Así, se podría utilizar la información
recogida siguiendo la misma manera de procesar esa información que tiene
una persona concreta. Por eso, ante un caso de amnesia o de demencia se
podrían regenerar las mismas estructuras dañadas y mantener y utilizar
la información que se posee.
En
realidad, existen personas que no necesitan una copia de seguridad de
su cerebro porque jamás olvidan nada, tienen una memoria autobiográfica
superior. Son los hipertimésicos o hipermnésicos,
personas que pueden recordar con total precisión cada día de su vida.
Existen muy pocas personas en el mundo con este trastorno que fue
descubierto en 2006. Quienes se ven afectados por esta alteración poseen
una memoria autobiográfica muy extensa, que comienza a una edad muy
temprana, la pubertad generalmente. Pueden recordar cada día de su vida
con todos los detalles como si hubiese ocurrido ayer, o incluso, como si
estuviera sucediendo justo en el momento de recordarlo.
Pero, ¿por qué no es bueno tener tan buena memoria?
La próxima semana lo descubrirás...
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