La
semana pasada nos quedamos con esta pregunta. ¿Por qué no es bueno
tener tan buena memoria? La memoria normal es imprecisa y se construye a
base de emociones. No podemos recordar nada con exactitud porque
nuestra capacidad para memorizar es limitada, debemos eliminar viejos
recuerdos irrelevantes para dejar espacio a los nuevos. Además, la
memoria, al igual que los recuerdos, se deterioran con el tiempo,
perdemos capacidad de almacenamiento en nuestra memoria y somos capaces
de recuperar muchos menos recuerdos.
Podemos eliminar recuerdos irrelevantes o dolorosos para mantener a pleno funcionamiento nuestra capacidad para almacenar información y preservar nuestra salud mental. |
Cada
acontecimiento que vivimos nos produce una emoción y, según esa
emoción, así guardamos el recuerdo en la memoria. Un recuerdo son
pinceladas de lo que ocurrió; pequeños apuntes sueltos que, para tener
consistencia, redactamos añadiendo información que le dan a ese recuerdo
un significado coherente. Y esa información que unifica el recuerdo
está basada en la emoción que experimentamos en aquel momento o la que
nos produce cuando recordamos. Esto no significa que nos inventemos el
pasado pero sí que lo rellenamos para darle una coherencia. Por esta
razón, las historias de varias personas sobre un mismo acontecimiento
pueden ser tan distintas y no tiene por qué estar mintiendo ninguna.
La
posibilidad de olvidar hace que podamos prescindir de detalles poco
importantes, como lo que comimos tal día como hoy hace siete años o lo
que llevábamos puesto el día cinco de agosto de cualquier año. La
memoria también sirve para que podamos fijar esos recuerdos que tienen
una importancia especial en nuestra vida y lo podamos distinguir del día
a día. Los recuerdos que se fijan en nuestro cerebro tienen un
significado especial y nos produjeron emociones intensas, tanto para
bien como para mal.
Al
recordar, nuestra memoria se ve influida por nuestro estado de ánimo.
Cuando estamos de buen humor nuestra memoria recuerda episodios
positivos y esto hace que nos sintamos bien. En cambio, cuando nos
encontramos tristes, solemos recordar eventos negativos lo que hace, a
su vez, que nuestro estado de ánimo disminuya. Es decir, las emociones y
la memoria crean un círculo que se retroalimenta. Nuestro estado de
ánimo hace que nuestra memoria recuerde episodios con el mismo signo y,
esos recuerdos, mantienen un mismo estado de ánimo, acorde con los
recuerdos que evocamos.
Los recuerdos se modifican con el tiempo para ajustarse a nuestros estado de ánimo. |
Por
otro lado, cada vez que recordamos un episodio y nuestro estado de
ánimo actual no está totalmente en consonancia con el del recuerdo, ese
recuerdo se modifica. Los detalles con que unimos los pequeños
fragmentos que recordamos realmente van cambiando y se adaptan al estado
de ánimo que tenemos en ese mismo momento de recordar. Este hecho junto
con el olvido protege nuestra salud mental porque nos ayuda a superar
momentos difíciles o estresantes. Hace que esas vivencias no sean tan
duras o parezcan tan lejanas que ya no nos producirán el mismo dolor.
Estos mecanismos nos ayudan a prevenir o vencer la depresión y nos
ayudan, también, a superar el estrés postraumático.
Ahora
bien, si no pudiéramos librarnos de la realidad objetiva y cruda,
¿podríamos hacerle frente? Estaríamos condenados a recordar cada momento
de nuestra vida sin la oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos.
Los buenos recuerdos dejarían de ser tan buenos porque al estar
presentes constantemente perderían su valor positivo y dejaríamos de
apreciarlos. Esa información pasaría a tener un valor neutro y
perderíamos la capacidad de disfrutar del recuerdo y de la sorpresa de
poder recordar hechos que pasaron hace tanto tiempo.
Por
lo tanto, hagámonos esta pregunta ahora: ¿estamos seguros de que nos
gustaría tener una copia de seguridad de nuestro cerebro?
GRACIAS ME ENCANTO, SALUDOS DESDE LAS ISLAS CANARIAS ESPAÑA
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, Thorna.
EliminarYo te doy las gracias a ti por dedicarle unos minutos a leer el artículo.
Un abrazo.