Mostrando entradas con la etiqueta Fobias. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fobias. Mostrar todas las entradas

miércoles, 11 de junio de 2014

El miedo racional y el miedo al miedo

El miedo es una de las emociones básicas que siente el ser humano. Es una emoción que aviva nuestro instinto de supervivencia y nos predispone a estar alerta para huir y protegernos.
El miedo existe desde que existe el ser humano y se activa cuando notamos una amenaza sobre nosotros. Cuando creemos que algo malo nos puede pasar nuestro organismo se acelera e, inmediatamente, busca maneras de ponerse a salvo, bien sea huyendo, escondiéndonos o preparándonos para atacar.
Aunque también el miedo nos puede paralizar e impedirnos tomar decisiones prácticas. Así, si es demasiado intenso el miedo que sentimos lo podemos considerar terror. Y el terror nos puede causar un bloqueo mental y físico. Puede hacer que ante la desgracia nos quedemos quietos y no podamos pensar en posibles alternativas para emprender la huída y escapar del peligro inminente.

el grito, Munch, miedo, terror, fobia, susto, eduard munch, the scream,
El grito de E. Munch representa el miedo y la desesperación que puede llegar a sentir una persona.


Existen miedos reales y miedos que no son reales. El miedo real es el que sentimos hacia cosas peligrosas, como por ejemplo, ante animales que nos pueden causar graves lesiones, ante armas u objetos peligrosos, ante enfermedades terminales, etc. Es decir, la causa de esos miedos es algo racional porque el daño es probable y a lo largo de la historia así ha sucedido.
En cambio, el miedo no real proviene de nosotros mismos. Es fruto de nuestra baja autoestima y de nuestra inseguridad. Algunos ejemplos de miedo no racional son el miedo a tomar nuevos caminos, a emprender, el temor a que nos pueda ocurrir algo malo aún en una situación de seguridad total o el miedo al futuro y a vivir sin preocupaciones.
Todo esto hace que no podamos disfrutar de nuestro día a día sin estar alerta o sin pensar que todo es demasiado bueno para que siga igual. Nos crea supersticiones y pensamientos aciagos. Y, sobre todo, el miedo nos quita libertad.
Una vez que sentimos ese miedo irracional y huimos nos sentimos aún más vulnerables y menos capaces de enfrentarnos a él. Por eso, cada vez se acentúa más la intensidad con la que sentimos ese miedo y la preocupación y trataremos de evitarlo con más ahínco. Se inicia, así, un círculo vicioso de huida y escape que cada vez abarca más aspectos porque cada vez sentiremos temor por más cosas.

Miedo al miedo, miedo racional, miedo irracional, psicosis, esquizofrenia, fobia, terror, angustia, alucinaciones, delirios,
El miedo puede llegar a distorsionar nuestra realidad y hacer que nos aislemos para protegernos de un peligro que no es real.
El miedo llega a ser incontrolable y se convierte en miedo al miedo y hace que percibamos el mundo como un lugar peligroso y la vida como una continua huída de los peligros y las preocupaciones. Llega un punto en que no sabemos qué hacer porque ya no encontramos recursos para protegernos, podemos estar completamente aislados y el sentimiento de miedo sigue creciendo.
La única salida es enfrentarnos a ese temor que nos persigue y ponerle límites. Ser capaces de hacerle frente y tomar el control de la situación nos ayudará a ver que somos capaces de tomar decisiones racionales. Adoptar una postura de afrontamiento en lugar de huída mejora nuestra autoestima y nos da seguridad porque nos deja comprobar que realmente tenemos herramientas para hacer frente a los temores que nosotros inventamos. Y de esta manera nos llenaremos de fuerzas para continuar nuestro camino vital sin miedo, sin preocupaciones y con la certeza de poder enfrentarnos a las dificultades que nos vayan surgiendo.
Sólo enfrentándonos a los miedos irracionales podremos detener esta espiral que nosotros mismos hemos creado y vencerlos para recuperar nuestra libertad.

miércoles, 5 de junio de 2013

El Miedo



El miedo es una emoción básica negativa que consiste en ponernos alerta para salvarnos de cualquier peligro. Como toda emoción su cometido es adaptativo, nos ayuda a la supervivencia, aunque en algunas ocasiones la emoción es tan intensa que nos paraliza y nos impide actuar.
Los miedos nos acompañan desde que nacemos. A medida que vamos creciendo superamos determinados temores y se forman otros nuevos más elaborados. Son los miedos evolutivos. Al nacer tenemos, especialmente, miedo a los ruidos fuertes y a perder nuestra base de sustentación. Posteriormente, deja de ser tan importante perder esta base de sustentación porque aprendemos a andar; entonces aparece el miedo a la separación de nuestros padres o a las personas extrañas. Más tarde, aparece el miedo a la oscuridad, a las enfermedades, a los seres sobrenaturales o a la muerte. Pero lo normal es que con los años vayamos sintiéndonos más seguros y capaces de hacer frente a estos temores.
Sin embargo, en algunas ocasiones, no superamos completamente todos estos miedos evolutivos y se quedan en nuestra mente formando una especie de poso. Consciente o inconscientemente evitamos todas aquellas situaciones que nos puedan comprometer en este sentido, pero con el simple hecho de evitarlo ese poso se remueve y afecta a nuestra inseguridad y a nuestra autoestima. Saber que esos miedos siguen ahí merma la confianza en nosotros mismos puesto que nos recuerda que no somos capaces de hacerle frente a ciertos temores que en la mayoría de los casos no suponen un peligro real.
Este tipo de miedo se llama irracional porque nosotros mismos podemos llegar a la conclusión de que, en realidad, no existe la probabilidad de poner en riesgo nuestra integridad. Por ejemplo, la oscuridad o los seres sobrenaturales. Sabemos que no existen sin embargo, aquellas personas que lo sienten una vez que vuelve ese miedo no son capaces de dejar de pensar en ello y su temor cada vez va en aumento. Otros miedos como son el miedo a volar, a los perros, etc. puede que tengan un componente más real pero la manera de enfrentarnos a ellos hace que se conviertan igualmente en irracionales y es a esto a lo que se llama en psicología fobia. Es muy probable que cuando tenemos alguna fobia y lo razonemos fríamente lleguemos a la conclusión de que ese temor es ridículo porque lo que imaginamos va mucho más allá de lo posible. Creemos firmemente que siempre va a ocurrir una catástrofe y vamos a morir o que un animal es mucho más grande o peligroso y que irremediablemente nos va a hacer daño, etc.
Por otro lado, están los miedos racionales que son los que conllevan un peligro real. Por ejemplo, estar delante de un atracador que nos apunta con una navaja. Pero estos casos ocurren raramente y son totalmente imprevisibles. También podemos tener miedo o temor ante algunas circunstancias de la vida como algunas enfermedades o situaciones desconocidas. La diferencia es que en ese momento tratamos de afrontarlo de la mejor manera que podemos y no salimos corriendo sino que intentamos resolver la situación ya que no es algo que podamos evitar.
Las fobias y los miedos irracionales, en cambio, son muy propensos a la evitación porque no necesitan una resolución para continuar, es decir, no interfieren con nuestra rutina diaria. Taparlo o evitarlo hace que salvemos el momento y nos deshagamos del malestar de inmediato, aunque en realidad estemos alimentando ese miedo y haciéndolo más grande. Y todo ello, a su vez, mermando la confianza en nosotros mismos.
La manera de sobreponernos y superar los miedos irracionales y las fobias es exponernos a ellos. Enfrentándonos a ellos es la forma de saber que somos capaces de resolver situaciones que nos hacen sentir inseguros y nos da herramientas para superar temores similares en el futuro. Nos ayuda a confiar en nosotros mismos, a sentirnos capaces e independientes puesto que no necesitamos que nadie nos “proteja”. Sentiremos ese temor que irá creciendo hasta llegar a un límite en el que veremos que, en realidad, no ocurre nada y, poco a poco, la ansiedad que provoca ese miedo se irá desvaneciendo.
Es preferible estar abiertos a la experiencia y buscar situaciones que nos den miedo y enfrentarnos a ellas para aprender a vivir libres de esos temores que acobardarnos y reducir nuestra vida a escasas actividades en las que nos sentimos seguros. Nuestra vida se enriquecerá mucho más cuantos más retos superemos.