¿Qué
es el estilo educativo? Habitualmente, decimos que educamos a los niños
con disciplina. La disciplina en cuestión de educación es un tema clave
y no tiene por qué tener connotaciones negativas. Sin disciplina no se
aprenden los conceptos más básicos para las personas, el bien y el mal.
Por
disciplina entendemos el estilo educativo. Y el estilo educativo es la
manera en la que desarrollamos nuestras normas y valores y se lo
transmitimos a nuestros hijos. Este estilo educativo es único y personal
en cada persona; depende de la personalidad que tengamos y de nuestra
historia de aprendizaje desde que nosotros mismos éramos niños.
A
pesar de nuestras diferencias individuales existen unos estilos
educativos bastante definidos: el permisivo, el sobreprotector, el
autoritario y el asertivo o autoritativo.
El estilo educativo permisivo
se basa principalmente en la ausencia de normas y la importancia de los
afectos. Los padres que educan de esta manera no creen que sea
importante poner normas estrictas pero sí dar mucho cariño, la mayoría
de las veces en forma de premios. Según estos padres las normas se van
aprendiendo poco a poco con el tiempo y prefieren que sean otras
personas quienes se encarguen de la disciplina, como por ejemplo, los
profesores. Como resultado, los niños no aprenden dónde están los
límites y no desarrollan tolerancia a la frustración. Estarán
acostumbrados a conseguirlo todo pero sin esfuerzo y no soportarán una
negativa.
Padres permisivos |
Padres sobreprotectores |
El estilo educativo sobreprotector es muy parecido
al permisivo. Los padres intentan evitar el sufrimiento de sus hijos a
toda costa porque creen que son demasiado pequeños para tener
decepciones en su vida. Por tanto, se lo pondrán muy fácil y les
evitarán cualquier situación conflictiva en su vida. Puede que no se lo
concedan todo a sus hijos directamente pero sí se las apañarán para que
lo consigan todo. De esta manera los niños tampoco desarrollarán una
adecuada tolerancia a la frustración, se sentirán inseguros si no están
sus padres porque son quienes les ayudan a superar los obstáculos.
El estilo educativo autoritario
se basa en el control principalmente. Los padres suelen ser muy
perfeccionistas y tienen muy clara la importancia de los límites en la
educación. A veces, se olvidan de darle importancia a los afectos y a la
comprensión de las emociones. Imponen normas muy estrictas pero poco
razonadas y se centran en lo negativo y los castigos por los errores más
que en dirigir hacia la conducta deseada. La necesidad de control no
deja que los hijos se desarrollen con un criterio propio y estén seguros
de sí mismos.
Padres autoritarios |
Estos
tres estilos educativos favorecen la inseguridad en los niños ya que,
de una manera u otra, impiden que puedan aprender de la experiencia.
Bien por no tener unas consecuencias claras cuando se comete un error,
bien porque, a juicio de los padres, no comenten errores o bien porque
no se permite ningún tipo de error. La inseguridad hace que los niños no
tengan iniciativa y se vuelvan sumisos y miedosos o sin derecho a
decidir.
La
falta de límites hará que conviertan en niños tiranos que lo consiguen
todo de la manera que sea, ya que no sabrán distinguir entre el bien y
el mal. Si no se siguen unas consecuencias claras a cada acto no se
establecerá ningún orden en su comportamiento.
El
exceso de límites y de control hará que los niños crezcan inseguros y
sin la capacidad de tomar ninguna decisión sin permiso de sus padres, o
bien; el extremo contrario, hijos que se enfrentan a la autoridad y se
oponen por sistema en un intento de expresar y recuperar su
independencia.
El estilo educativo asertivo o democrático,
será una mezcla sana de todos estos estilos. Los padres utilizarán una
disciplina inductiva, basada en el razonamiento y en la negociación. De
esta manera, se aceptan las normas porque se comprenden. Se permiten los
errores y se aprende de ellos al igual que se aprende a tolerar la
frustración cuando algo no sale como esperan. Los afectos son igual de
importantes que los límites que se establecen y los premios y los
castigos se administran de una manera equilibrada y razonable. Los hijos
crecen seguros y con poder de decisión lo que les da una autoestima
fuerte. Esto les permite desarrollarse como adultos seguros y con
iniciativa.
Padres democráticos |
Como
padres es difícil cambiar los conceptos que se tienen sobre la
educación ya que, a menudo, fuimos educados de la misma manera. Además,
moverse en un campo desconocido causa inseguridad. Sin embargo,
liberarse de los miedos, confiar en los hijos y darles una
responsabilidad adecuada a su edad es un acto que aportará más alegrías a
largo plazo y facilitará el paso a la vida adulta de las personas que
más queremos, los hijos.