miércoles, 28 de mayo de 2014

Pensamientos negativos y obsesiones: cómo librarse de ellos

A menudo, nos preocupamos inútilmente por determinadas ideas que llegan a nuestra cabeza y no nos permiten ver con claridad la realidad que nos rodea. Tenemos pensamientos negativos sobre nuestro estado de ánimo que, a su vez, hace que nuestro estado de ánimo decaiga envolviéndonos en un círculo vicioso de negatividad.
Los pensamientos negativos y las preocupaciones pueden llegar a convertirse en obsesiones en el momento que no somos capaces de quitárnoslos de encima. Este tipo de pensamientos se instalan en nuestra cabeza y se repiten como las canciones que se nos quedan atascadas y no podemos dejar de cantarlas durante todo el día una y otra vez. Cuando esto nos sucede, acabamos por enfadarnos y cogerle una cierta manía a la canción. En el caso de los pensamientos negativos, además de enfado, también nos pueden causar miedo y angustia porque esas frases e imágenes repetitivas se fijan en nuestro cerebro y acabamos creyéndolas como si de una verdad universal se tratara.
El inicio de los pensamientos negativos parte del miedo y de la ansiedad que sentimos por determinados acontecimientos o determinadas situaciones que estamos viviendo. Nos sentimos inseguros o nos encontramos en un periodo de espera e incertidumbre. Ante la imposibilidad de no poder hacer nada nos dedicamos a pensar en cómo será el desenlace de los acontecimientos, imaginamos lo que pasará y cómo nos afectará. De esta manera, nuestra imaginación nos suele inducir hacia resoluciones no demasiado favorables porque la mayoría de las veces nos declinamos por pensar en un desenlace negativo. Justificamos esta solución pensando que si las cosas salen bien no tenemos de qué preocuparnos pero si salen mal no sabremos qué hacer.
Si el viento no sopla a nuestro favor tendremos que buscar un plan alternativo o asumir las consecuencias, cuestión que se nos suele olvidar cuando estamos metidos en nuestra vorágine de pensamientos negativos. Lo único que hacemos es repetir una y otra vez la misma secuencia de acontecimientos y las mismas frases sin dar la oportunidad de ver más allá buscando una solución. Por eso, nos quedamos estancados cuando llega el momento de la verdad.

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Es mucho más productivo pensar en la solución que enredarnos en los pensamientos negativos sobre lo que ya ocurrió
¿Cómo podríamos deshacernos de estos pensamientos negativos e impedir que se vuelvan obsesiones? La verdad es que es difícil librarse de este tipo de ideas porque la simple decisión de no pensar en ellas no nos sirve de nada, incluso, puede tener el efecto contrario. En momentos de ansiedad nuestra mente no está disponible para razonar de manera efectiva. Por eso, lo mejor es estar preparado antes de que ocurran este tipo de situaciones, es decir, cuando estamos tranquilos y no hay preocupaciones de por medio.
Es bueno asumir que no podemos hacer nada contra la incertidumbre más que esperar a que llegue el momento. También, es deseable admitir que si algo ya ocurrió no podemos dar marcha atrás para borrar ese recuerdo, tan sólo podemos aceptarlo, perdonarnos y buscar una solución para la próxima vez.
Nos puede servir de ayuda hacer un balance de lo que nos aporta ese pensamiento negativo que estamos teniendo. En qué nos beneficia seguir dándole vueltas a lo mismo y qué podemos cambiar de las circunstancias en las que nos encontramos. Una vez valorado lo que es posible modificar y lo que no ya podemos empezar a pensar en una posible solución. No obstante, hay veces que no somos capaces de razonar y analizar la situación porque nos encontramos demasiado colapsados.
Si nos esforzamos por quitarnos de encima esa idea repetitiva y obsesiva a toda costa lo más probable es que desaparezca durante un lapso breve de tiempo pero que vuelva a nosotros con más fuerza. Por eso, lo mejor es dejar que pase por nuestra mente sin prestarle atención y seguir con nuestros quehaceres mientras esas ideas pasan por delante de nuestro cerebro.
Otra opción es tratar de distraernos. Si los pensamientos negativos nos impiden concentrarnos podemos cambiar de actividad, dejar lo que estábamos haciendo durante un tiempo y ponernos con algo que nos distraiga y que nos guste. De esta manera nos relajaremos, nos olvidaremos de estas pequeñas (o grandes) obsesiones y volveremos a nuestra actividad con otra actitud.
En resumen, es mucho más beneficioso pensar en soluciones que en el problema mismo y los acontecimientos. También, es preferible no obsesionarnos con eliminar los pensamientos negativos recurrentes puesto que la mayoría de las veces no podemos librarnos de ellos y vuelven a nosotros produciéndose un efecto rebote que nos generará más ansiedad.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Psicópatas de cuello blanco, el lado educado de la personalidad antisocial

Si pensamos en un psicópata a todos nos viene a la cabeza la imagen de algún famoso asesino como Charles Manson, Jeffrey Dahmer, Ted Bundy… o nos acordamos de Jack el Destripador (Jack The Ripper). Es decir, definiríamos a un psicópata como un asesino, por lo general en serie, sin escrúpulos y que acaba con la vida de alguien sin ninguna razón aparente o por puro placer. Nuestro pensamiento nos lleva, además, a suponer que un psicópata también es un sádico que disfruta con el sufrimiento de los demás.
Podría ser así pero un psicópata tiene una cualidad que lo distingue del resto de los seres humanos que es la ausencia de remordimientos, o conciencia, y la ausencia de empatía, es decir, la incapacidad de ponerse en el lugar de los demás y comprender sus emociones.
 

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Los psicópatas son personas carismáticas que representan un papel

Los remordimientos y la empatía son cualidades que nos hacen tener compasión y escrúpulos. Es lo que nos impide que seamos personas poco civilizadas y respetemos al resto de seres humanos.
Un psicópata muestra un desprecio por las normas sociales y por las leyes. Ni siquiera piensa en los perjuicios posteriores que le puede acarrear su conducta antisocial. Se mueve por sus propios impulsos y deseos aunque en la mayoría de los casos no es capaz de tener un proyecto vital continuo y bien elaborado, por eso su vida suele ser un vaivén.
Las personas antisociales son personas mentirosas, capaces de cualquier cosa por conseguir sus objetivos, literalmente. Se creen perfectos y se sienten superiores a los demás y con derecho a manipularlos. Además, son muy carismáticos, suelen ser muy buenos conversadores, entretenidos, con respuestas rápidas que denotan una inteligencia alta. Debido a esta personalidad tan atrayente son capaces de engañar a casi todo el mundo, especialmente a los más débiles. Saben interpretar el papel necesario para que otros se lo crean y acaben siendo sus títeres hasta que dejan de tener interés para el psicópata.
Todas las mentiras y actos ilegales o inmorales no suponen una mala conciencia para ellos ya que si les pillan no les importa ni se avergüenzan en absoluto, incluso, se pueden sentir orgullosos por ese sentimiento de superioridad que les rodea. Cuando se detectan sus mentiras cambian toda la historia como si nada dejando ver gran cantidad de contradicciones, lo cual no les preocupa.
Pero no sólo existen los psicópatas que asesinan a otras personas. Hay otro tipo de personalidades antisociales que se denominan psicópatas de “cuello blanco”. Estas personas son psicópatas que, por sus características y su historia personal, suelen tener un alto status social, una buena educación y una conducta más o menos adaptada. Estas personas llegan a ocupar cargos importantes y llegan a hacerse con el control de muchas personas, organizaciones, instituciones o regiones más o menos extensas, incluso países o continentes enteros.


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Los psicópatas carecen de empatía y de remordimientos


Al igual que el resto de los psicópatas, los de cuello blanco buscan el propio beneficio y el propio placer sin importarles lo que les rodea. Sus objetivos, por lo general, suelen ser subir puestos y ganar estatus social y económico. Son muy ambiciosos y nunca tienen suficiente por eso siempre buscan llegar un paso más allá valiéndose de cualquier medio. Esto implica que pueden utilizar a las personas a su antojo y después dejarlas en la estacada. Suelen arruinar la vida de quienes son víctima de su juego ya que si dejan de resultar de utilidad quedan completamente desprotegidos y, si se crea alguna tensión o enfrentamiento, pueden buscarles toda clase de perjuicios. Para ello no suelen cometer delitos de sangre, al menos por sus propias manos; se valen del chantaje y la manipulación y utilizan su poder y su influencia para buscar el perjuicio de los otros.
Lejos de lo que podamos pensar, la personalidad antisocial no es algo extraño y difícil de encontrar ya que los psicópatas representan entre un 1 y un 3 por ciento de la población.

martes, 6 de mayo de 2014

Dating, la búsqueda de amor sin compromiso en las redes sociales.

Las redes sociales son una realidad en nuestras vidas. Estamos rodeados de amigos y contactos que, a veces, no conocemos más que de vista o de haber compartido una tarde con amigos en común.
Pero no sólo están las redes sociales como Facebook o Twitter en las que compartimos información con amigos. La evolución natural de las redes sociales ha dado lugar al boom de las páginas de dating, redes sociales específicas para conocer gente y buscar nuevos contactos sociales e íntimos. Páginas como Badoo, eDarling, Meetic, Match, etc. son webs donde se desarrolla el dating.

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El dating surge para satisfacer necesidades afectivas y sexuales


Vivimos en un mundo deshumanizado en el que cada vez es más difícil establecer relaciones de amistad, de pareja o de cualquier otro tipo. Tenemos grandes dificultades para establecer el contacto con la realidad porque no podemos pasar sin nuestras redes sociales habituales donde tenemos a todos nuestros amigos juntos sin necesidad de verlos presencialmente. Sin embargo, este contacto con nuestros amigos es cada vez más vago y, en muchas ocasiones, se reduce a un “me gusta”.
Al igual que estamos distantes con nuestros amigos también lo estamos para conocer a gente nueva. Las posibilidades de entablar nuevas relaciones desde el plano real se ven reducidas debido a que no pasamos tanto tiempo fuera de casa y cada vez realizamos menos actividades que supongan un contacto real con otras personas, hacemos cursos on-line, trabajamos desde casa, tenemos a nuestros amigos en Whatsapp o en las redes sociales, etc. Así vamos perdiendo habilidades sociales para establecer nuevos contactos.
Desde nuestro ordenador nos sentimos más seguros y el hecho no ver la cara de la persona con la que hablamos nos permite tomarnos ciertas libertades que de otra forma no podríamos. No vemos la cara de aceptación o de rechazo, sólo sabemos si nos responden pero nuestra identidad no queda comprometida porque el rechazo es algo privado y anónimo.
Por otro lado, en internet tendemos a mostrar nuestra mejor imagen, con lo que tenemos un concepto idealizado de todas las personas que están en las redes sociales. Así nuestras expectativas también van en consonancia con lo que vemos; creemos que vamos a encontrar a nuestra pareja ideal pero la verdad es muy diferente. Primero, porque puede que nosotros mismos creamos no estar a la altura y, segundo, porque la hora del encuentro puede que nos lleve a un fracaso en nuestras expectativas por descubrir que, en realidad, no hay nada de ideal en la persona con la que nos ilusionamos.
Sin embargo, somos seres sociales y necesitamos contacto humano: físico, cariño, sexo, pero, sobre todo, apego, aceptación, comprensión y estabilidad. Instintiva y evolutivamente buscamos la supervivencia pero esta misma evolución hizo que desarrolláramos un cerebro capaz de tener sentimientos complejos como es el amor.

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El dating se suele hacer mediante páginas web específicas

Por esta razón no podemos dejar de buscar contactos interpersonales que satisfagan nuestras necesidades de seres sociales. Así surge el dating, de la necesidad de entablar una relación rápida y sin demasiados costes emocionales.
Aunque también se utiliza el dating para encontrar parejas estables, no suele ser así en la mayoría de los usuarios. Por lo general, buscamos contactos de una noche o contactos esporádicos que no tienen demasiada duración en el tiempo porque no suelen dar muy buenos resultados. Acabamos dándonos cuenta de que no es lo que buscábamos o lo que creíamos que íbamos a encontrar o puede que nuestros objetivos y los de las personas con las que entablamos relaciones no coincidan.
Además, tenemos miedo al dolor y a pasarlo mal. Por eso, procuramos mantener estos contactos esporádicos que nos proporcionan una pequeña dosis de afecto aunque después nos quede el vacío por dentro. Los sentimientos de soledad pueden volverse más fuertes lo que nos lleva a una búsqueda más ansiosa por todas las redes sociales de contactos para sentirnos más valorados y aceptados.
Los adolescentes y jóvenes no sólo utilizan el dating y sus plataformas virtuales para aliviar su soledad sino que también es una forma de experimentar, probar lo desconocido de una forma, más o menos, segura. En cambio, en las personas adultas, también existe el miedo a quedarse solo en un futuro cada vez más cercano porque a medida que pasa el tiempo se reducen más nuestras posibilidades de conocer a otras personas. Las amistades que tienen obligaciones familiares comienzan a distanciarse por falta de tiempo y de intereses comunes a los que no las tienen. Y, de nuevo, nuestra red social se ve más reducida y nos aporta nuevos argumentos para buscar contactos más afines a nosotros.