Los
hombres no lloran, tienen que ser fuertes para proteger a las mujeres y
a los niños. Un hombre que llora es débil o, peor aún, afeminado. Los
hombres son fuertes porque no se quiebran por nada. Mantienen la
compostura y no se dejan llevar por sus emociones, como las mujeres. Por
eso, deben aprender desde pequeños que cuando se caen o se hacen daño
no pueden llorar porque eso sólo lo hacen las niñas. Y no se pueden
parecer a las niñas porque ellas son débiles y cursis.
Este
tipo de ideas aún subyace en la vida y en el comportamiento de algunas
personas y, de manera deseada o no, siguen actuando de tal forma. A lo
largo del tiempo, los hombres han sido educados en la negación y en la
represión de sus emociones. Se les ha inculcado que los sentimientos y
emociones que experimentamos de manera automática ante determinados
acontecimientos o situaciones son vergonzosos y no se deben mostrar
porque es motivo de mofa y rechazo. Tradicionalmente se ha asumido que
los afectos son sólo cosa de mujeres y son ellas las únicas que pueden
mostrar este tipo de reacciones.
La
falta de reconocimiento de que los hombres puedan experimentar
emociones es un derecho que se niega. La obligación de no mostrar los
sentimientos hace que se corte la comunicación con quienes están
alrededor y con uno mismo. Anular una parte importante de la propia
persona por vergüenza y por creer que es inadecuado provoca
auto-recriminaciones cada vez que aparece, con su consecuente
sufrimiento. Sin embargo, es algo imposible de parar y sólo quienes
padecen alexitimia son capaces de mantener las emociones “en silencio”.
Ese
dogma que se inculcó en los hombres se transmitió generación tras
generación y marcó una brecha entre hombres y mujeres. Expresar
emociones para un hombre era negativo y humillante porque sólo lo hacían
las mujeres. Por tanto, parecerse a una mujer también era humillante. Y
de ahí a pensar que ser una mujer también era algo malo era una
deducción fácil de encajar en esa doctrina machista.
Entre
la amenaza de la humillación y el enaltecimiento de la valentía
mostrada en la fuerza muchos niños se convirtieron en hombres adultos
incapaces de mostrar su lado sensible. Más aún, algunos aprendieron a
expresar solamente ira, agresividad, fuerza y sometimiento, dejando de
lado la empatía. La represión de las emociones negativas puede hacer que
no se canalicen bien y que las personas pierdan los papeles o
que se comporten de una forma que no se corresponde con lo que están
sintiendo en ese momento. Un ejemplo muy común es mostrar enfado cuando
se está triste o despreciar las muestras de cariño de otras personas por
no parecer un blando.
Así
es que en la actualidad nos preguntamos si hombres y mujeres sentimos
diferente. En realidad, lo que cambia es la manera en la que aprendimos a
expresarnos. Por eso, algunos hombres permanecen callados y no quieren a
nadie alrededor cuando están tensos o estresados. Procuran calmarse por
su cuenta sin dar explicaciones y, cuando alguien les pregunta, se
puede encontrar con una mala contestación.
Algunos hombres han aprendido a asimilar sus emociones aislándose esperando que pase el temporal |
Este hecho también se refleja en las relaciones de pareja en las que los hombres son más reacios a expresar sus emociones bien escudándose en que son cursilerías o bien, que la pareja ya sabe lo que siente. Si la discrepancia entre los dos miembros de la pareja en cuanto a este ámbito es muy grande puede acabar siendo un punto débil de la relación ya que se instala una barrera en la comunicación que, si no se rompe, puede originar problemas de inseguridad, desconfianza, celos, etc.
Desde
luego que todos, independientemente del género, tenemos una manera de
expresarnos y podemos ser más reservados o más comunicativos. Nuestra
personalidad depende de nuestros genes pero, sobre todo, de lo que hemos
aprendido desde que nacimos. Por suerte, la capacidad de aprender no se
pierde nunca y siempre estamos a tiempo de darle un nuevo enfoque a
nuestra forma de sentir y de expresarnos que sea más adecuada y que nos
permita vivir de una manera más satisfactoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario