Los ciclos de violencia de género
suelen ser todos muy parecidos. En ellos están los celos, los chantajes
emocionales y la personalidad posesiva. El amor, la dependencia y el sacrificio por evitar
conflictos. La pareja acaba viviendo en una burbuja aislada del mundo exterior
de la que él puede salir siempre que quiera pero ella no tiene el permiso de
él. Paulatinamente, ella se va volviendo más sumisa y va cediendo sus derechos
para intentar evitar unos conflictos que, irremediablemente, acaban llegando
por una razón u otra. En la mayoría de las ocasiones, uno de los miembros de la
pareja, o los dos, han crecido con una dinámica de sumisión femenina y
agresividad y dominancia masculina.
Una vez que se entra en el ciclo
ella ya se acostumbra y si alguien le dijera lo que ocurre lo negaría.
Reconocer que alguien está siendo víctima de malos tratos es muy duro por la
vergüenza que eso conlleva. “Lo sabías y
no hiciste nada”. Probablemente, si no hizo nada es que no le importaba y, por tanto, fue ella quien se lo buscó. Se siente
débil, sin apoyo y no se cree capaz de hacer nada para evitarlo porque si sale
mal no sabe las consecuencias que eso tendría. No quiere esconderse toda su
vida y sabe que si quisiera la encontraría y no quiere ni imaginarse de lo que
él sería capaz.
Y tanto se lo cree que prefiere
no ser consciente de lo que está sufriendo. Es
sólo que él tiene defectos como también los tiene ella pero le quiere tanto y
le ve tan débil que se siente incapaz de dejarle. Él necesita ayuda y ella es
la única que le conoce bien y que sabe lo que necesita. Sabe que él va a
cambiar porque se lo ha prometido muchas veces y ella se da cuenta de que hace
muchos esfuerzos y lo valora. Es más, ella ha conseguido que él esté mejor
porque antes era un “bala perdida” que no sabía qué hacer con su vida. Gracias
a ella él ya no se mete en líos o no sale tanto o no bebe como antes y tiene
una vida más estable. Se lo ha repetido muchas veces y, por eso, cuando piensa
en la posibilidad de dejarle se arrepiente porque después de todo el esfuerzo y
lo “bien” que está ahora, ¿cómo le va a dejar en la estacada? Sería como
traicionarle y entonces confirmaría todo eso por lo que ella se ha rebajado y
le ha llevado a esa situación en la que se encuentra.
Además, “reconoce” que haber llegado a una situación así es culpa de los dos
porque muchas veces le ha provocado, no ha sabido llevarle o ha tenido poca
paciencia. A veces, se olvida de los buenos momentos y lo feliz que se siente. En
todas las parejas hay malos momentos y lo mejor es la reconciliación porque se
vuelve tan cariñoso y bueno… es entonces cuando reconoce a la persona de la que
se enamoró y sabe que aún existe. Cuando reflexiona se da cuenta de lo
mucho que le quiere y que le necesita, imagina su futuro junto a él, siendo
felices y con la certeza de que él ha cambiado y que es tan bueno como cuando
le conoció.
Entonces se aferra a esa idea y
cree que, en realidad, no es tan malo porque, como siempre, ha exagerado lo que le pasa. Él va
cambiando poco a poco, lo intenta aunque le cuesta, y ella debe tener un poco
más de paciencia porque el resultado está cerca. Si alguien le insinúa que ella
no está bien y que es peligroso quedarse con él le responderá asegurando que no
le pasará nada y que puede controlar la situación.
Pero lo que ocurre es que
normalmente la situación cada vez es más grave y el enganche es mayor. La
sensación de que él ha cambiado se debe a que ella se va amoldando a sus
exigencias para no buscar problemas y evitar así que él se enfade. Al no dar
pie a que se ponga agresivo por ciertas cosas supone que es él quien ha
cambiado.
A veces, puede llegar a tomar
conciencia de lo que ocurre pero al no ser capaz de poner remedio prefiere
asumir la situación quitándole gravedad lo que se refuerza por el hecho de
pensar que si realmente fuera grave ya le habría dejado. Para tranquilizarse
recuerda los buenos momentos que al compararlos con los malos, suponen un pago
más que justo por los disgustos. Hasta que el miedo lo invade todo y lo que queda
es la indefensión y la angustia de sentirse incapaz de poner remedio porque es
demasiado tarde…
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