Comienza a extenderse en España la moda de los bebés reborn,
que significa algo así como bebés renacidos. Se trata de muñecos
hiperrealistas que imitan recién nacidos. Son hechos por encargo y
simulan las características de un recién nacido real. Tienen el aspecto,
el tacto, el peso e, incluso pueden llegar a tener las mismas facciones
que un bebé que ya exista o que haya existido.
Desde
el punto de vista artístico son una verdadera obra de arte. Se trata de
una transformación total de un muñeco hasta parecerse a una persona
real. Algunos son dotados, incluso, de mecanismos que simulan el latido
del corazón y suelen estar preparados con imanes internos para que
puedan llevar un chupete o algún otro objeto sin que se les caiga.
Desde
el punto de vista de quienes los compran pueden darse multitud de
razones. Desde coleccionistas de muñecas que incluyen entre sus piezas
un bebé reborn, hasta personas que tratan de aplacar su soledad con un bebé perpetuo.
La mayoría de los compradores son mujeres que pagan auténticas fortunas por caracterizar a su bebé reborn
para que tenga la misma cara que sus hijos cuando nacieron. Muchas de
estas mujeres son mayores, sus hijos ya han crecido y se han ido de casa
por lo que experimentan fuertes sentimientos de soledad. El hecho de
tener de nuevo un recién nacido en casa al que poder sostener entre los
brazos, cuidar y experimentar las mismas sensaciones que cuando eran
jóvenes puede ser algo terapéutico.
También
adquieren estos muñecos, parejas que no han podido tener hijos y que
tratan de experimentar esa sensación o adelantar las vivencias de
paternidad hasta que les concedan un hijo real en adopción.
En otras ocasiones, quienes compran un bebé reborn
son padres que han perdido a su recién nacido y quieren tener un
recuerdo o bien los que no pueden superar la pérdida y tratan de
sustituir a su hijo.
La
polémica viene en este punto, cuando un objeto de coleccionista viene a
sustituir unas necesidades afectivas o la ausencia de alguien. Los
sentimientos de soledad y el duelo son sentimientos negativos necesarios
ante una pérdida. Tanto el síndrome del nido vacío como un proceso de
duelo requieren un tiempo para aceptarlo y afrontar la realidad de una
manera sana. Este tipo de estados afectivos, a pesar de ser intensos y
dolorosos, es conveniente que sean experimentados para facilitar así la
nueva realidad y desarrollar estrategias que permitan a la persona
adaptarse a su nueva situación vital.
Tratar
de evitar a toda costa estos procesos hace que se desarrolle el miedo a
pasarlo mal y se busquen remedios a toda costa para evadirse. De esta
manera el miedo se acrecienta y las personas se aferran más a sus
amuletos, en este caso en los bebés reborn.
Las
personas desarrollan una dependencia cada vez mayor de estos objetos y
consideran que no pueden ser felices si no los tienen ya que su
tranquilidad y su bienestar depende únicamente de ellos. Les atribuyen
habilidades de personas de carne y hueso como, por ejemplo, la capacidad
de satisfacer sus necesidades afectivas.
Los muñecos reborn contienen imanes en su interior para que puedan llevar chupetes y otros accesiorios y otros mecanismos como los que simulan el latido del corazón. |
Esto se ve facilitado no sólo por las características físicas del bebé reborn
sino también porque el proceso de compra se asemeja a una adopción
real. Cada muñeco tiene su propio certificado de nacimiento y los nuevos
padres hacen un ritual muy semejante al de otros padres cuando llegan a
casa con su recién nacido. Quienes adoptan estos muñecos también les
han preparado una habitación para ellos, simulan darles de comer,
cambiarles los pañales, lavarlos, acostarlos y cualquier otro cuidado
que se le pueda dar a un recién nacido de verdad.
Debemos
ser conscientes de que la ausencia de una persona difícilmente se puede
sustituir. Lo mejor que podemos hacer es guardarla en nuestro recuerdo
asimilando esa pérdida para que el dolor vaya disminuyendo con el
tiempo. Intentar escapar de ese dolor sólo hará que el miedo a esa
realidad cada vez sea mayor y nos cueste mucho más superarlo.
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