Estamos
acostumbrados a acudir al psicólogo de manera presencial a su despacho.
Pero ¿qué ocurriría si viviéramos en un lugar donde no hay un psicólogo
cerca y tuviéramos que desplazarnos varios kilómetros para mejorar
nuestra salud psicológica?
Cuando
alguien necesita ayuda normalmente no suele tener un ánimo suficiente
para coger el coche y conducir hasta otra población para estar una hora
en un despacho hablando con otra persona. Y, si toma medicación, es
posible que los efectos secundarios no le permitan conducir con lo que
dependerá del servicio público de transporte y de su buen
funcionamiento. Además, si una persona tiene dificultades de movilidad,
tiene agorafobia (pánico a salir a la calle) o bien tiene una depresión
tan fuerte que no es capaz de salir a comprar el pan porque no se
siente con fuerzas puede que jamás tome la decisión de llamar para
concertar una cita en la que se tiene que desplazar.
La
irrupción de las nuevas tecnologías no sólo propicia la adición a
internet sino que abre nuevas opciones de comunicación como es la
terapia online. Muy al contrario de lo que se puede pensar, este tipo de
contacto acorta distancias ya que permite a muchas personas acceder a
un psicólogo venciendo todos los obstáculos que puede encontrar a la
hora de desplazarse a otro lugar.
La terapia online consiste en realizar las sesiones de atención psicológica mediante videoconferencia, a través de plataformas como Skype o Hangouts.
De esta forma, las personas se pueden ver y conocer para establecer la
misma confianza que si estuvieran en un mismo lugar físico. El modo de
llevar a cabo la sesión es exactamente igual que si estuvieran en el
mismo despacho del profesional: cliente y psicólogo se conectan a la
hora acordada y llevan a cabo la sesión correspondiente viéndose en el
ordenador o en el smartphone a través de la webcam.
Esto
supone que cada persona puede acceder a un psicólogo desde cualquier
lugar del mundo con lo que la distancia, lejos de aumentar, se acorta.
Además, se puede elegir al profesional que realmente queramos sin
necesidad de que esté en nuestra misma ciudad o pueblo.
Un
punto importante es que algunas personas tienen cierto reparo a contar
su intimidad a una persona desconocida y no se sienten cómodos a la hora
de tratar ciertos temas. Mediante la terapia online se ha visto que a
las personas les cuesta menos hablar de lo que les pasa y exponer sus
sentimientos y preocupaciones. Se sienten más libres y pueden aportar
mayor información sobre su problema con lo que el psicólogo puede
trabajar con más precisión haciendo que la intervención sea más efectiva
que si el cliente oculta información por vergüenza o desconfianza.
Algo
que nos puede resultar muy curioso es que no en todos los países se
reconocen los problemas mentales de la misma manera. Por ejemplo, el trastorno límite de la personalidad
no tiene la misma aceptación e, incluso, reconocimiento que otros
trastornos mentales en algunos países de Latinoamérica. En este caso,
las personas que se ven afectadas no pueden encontrar una ayuda adecuada
y especializada dentro de su país por lo que el sufrimiento de quienes
se ven afectados por este trastorno se acentúa.
La
terapia online puede suplir esta carencia de atención y ayudar a
quienes necesitan comprender su problema, aprender a vivir con él y
afrontar su vida integrando su trastorno mental.
Imaginemos
tener algún tipo de enfermedad, sea psicológica o física, y que nadie
nos pueda evaluar y tratar. No sabemos qué es lo que nos ocurre lo que
nos crea un gran sufrimiento y preocupación. Además, ante el
desconocimiento general, el entorno estigmatiza a las personas y eso
hace que quien se ve afectado por la enfermedad se quede sin ayuda, sin
tratamiento y, además, aislada socialmente por “ser raro” o peor aún,
señalado de por vida por “estar loco”.
En
cambio, si tenemos acceso a la atención de un profesional de cualquier
parte del mundo donde sepan lo que nos ocurre las cosas cambian. Es
posible entender las características de la enfermedad, saber que tiene
un tratamiento y se puede mejorar la calidad de vida e incluso que no se
“es raro”, ni se “está loco” ni se está solo.
Los
avances de la tecnología son útiles y contribuyen a mejorar nuestra
calidad de vida siempre que se empleen de una manera adecuada y
racional. La terapia online puede aportar un rayo de esperanza a todas
aquellas personas que no se atreven o no pueden o no tienen tiempo de
acceder a un psicólogo de la manera tradicional.
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