Todos
hemos oído muchas veces que hay que estar alerta a las señales y que no debemos
dejar pasar ni la más mínima muestra de agresión. Pero, ¿qué es la violencia
machista? ¿Qué tipos de maltrato hay?
Parece
que todos entendemos la violencia como algo físico y dañino para la persona, en
este caso la mujer que vive en el hogar y sufre el maltrato de su pareja. La
violencia no sólo abarca lo físico, incluyendo el ámbito sexual, sino también
lo psicológico que es lo que menos se ve y, muchas veces, es lo que más daño
hace. Además, también se considera violencia el aislamiento social, emocional y
económico al que están, o acaban, sometidas estas mujeres.
Las
raíces de la violencia machista están en la cultura del patriarcado en la que
vivimos. En ella hemos aprendido que el hombre es quien tiene el control, el que lleva los pantalones, toma las
decisiones importantes y el resto se le consultan, el que trae el dinero a casa
y, por tanto, mantiene a la familia. Esto se basa en una idea en la que la
mujer es considerada como alguien débil, inútil, sin capacidad de pensar o
razonar sobre cosas complejas o típicas
de hombres; alguien que en caso de tener responsabilidad sobre algo, ese
algo se iría irremediablemente a la ruina. Por ello, se concibe que lo mejor
que puede hacer es criar a sus hijos y encargarse de la casa, actividades sencillas que no tienen ningún riesgo
para la sociedad.
Ahora
bien, un hombre que tiene este concepto sobre las mujeres, implícitamente, está
degradando y poniendo en situación de inferioridad a otra persona que, en
realidad, es como él mismo pero de un sexo diferente. Por tanto, mostrará un
menor respeto hacia su persona y en todos los ámbitos de su vida.
Por
otro lado, alguien que no ha aprendido a controlar sus emociones e impulsos
negativos o de ira no tiene estrategias que emplear para calmar su
frustración. En este caso, un hombre
enfadado que no sabe canalizar su agresividad empleará como desahogo lo que
haya visto o lo que le parezca más tranquilizador.
Si ha aprendido desde pequeño que a las mujeres se les puede pegar e insultar
seguirá empleando los golpes, gritos y amenazas para calmar su ira.
Pero
no siempre un hombre emplea la violencia sólo cuando está enfadado. A veces, la
ira empieza cuando la mujer hace algo que
enfada a su pareja. ¿Qué cosas pueden ser? Cualquiera. La escusa puede ser
la más inverosímil. Puede ser que sienta celos porque va arreglada, porque va a
trabajar o a otro lugar donde él no la puede controlar, porque su trabajo
implica tener contacto constante con otras personas, porque así desatiende a
los hijos, porque la casa no está ordenada, porque ella tiene un sueldo
superior al de él, porque el trabajo de ella es más interesante o motivador,
porque ella tiene prestigio, porque está ascendiendo en su carrera profesional
porque tiene muchos amigos/as… o cualquier otra idea que se le pase en ese
momento por la cabeza.
Si
nos fijamos bien, todo esto refleja inseguridad por parte del hombre que siente
que no es quien tiene el control o puede ver amenazada su masculinidad en los
roles típicos de su género.
Primero
empezará por mostrarse celoso y después continuará con un asedio contra su pareja
que hundirá la autoestima de la mujer. Utilizará chantajes emocionales y
comentarios aludiendo a todos los fallos que comete para hacerle ver que no es
válida. Se regodeará en todos los fracasos que tenga e, incluso, se los provocará
no dejándola llegar puntual, haciéndola llorar antes de salir de casa en un día
importante o puede que llegue a encerrarla en su propia casa. Y se dirigirá a
ella con calificativos despectivos y con insultos.
Además,
restringirá el acceso a los bienes comunes de la pareja, especialmente si ella
no trabaja. No le dará dinero suficiente para hacerse cargo de la casa, con lo
que ésta tendrá que pedirle más. Él la tachará de derrochadora y desconfiará de
en qué o con quién se gasta el dinero. Como su obligación es mantener el orden
en la casa (bajo la supervisión de su marido) ella se encontrará en una
encrucijada que le hará pensar que realmente es una derrochadora y que no sabe
hacer bien las cosas, que para eso es mejor que sea él quien tenga el control
sobre todo, incluso sobre ella.
Y
así su autoestima estará diezmada y lista para soportar lo que se le venga
encima porque quién más la va a querer si
ella no vale nada…
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