martes, 22 de enero de 2013

Ser el dueño de tu mascota sin morir en el intento



Existen multitud de especies animales que se pueden tener en una casa como mascota. Desde las más típicas como los perros o los gatos, que históricamente han convivido con los humanos en las casas, hasta los animales más exóticos como los cerdos vietnamitas, los escorpiones o los tritones.
¿Qué supone tener un animal en casa? Responsabilidad pero también compañía. Como es bien sabido, antes de adoptar o comprar una mascota lo primero es conocer las características y peculiaridades que pueda tener. Y, lo segundo, es estar seguro de que, pase lo que pase, se va poder atender en todo momento.
Tener una mascota en casa nos ayuda a mantener vivo nuestro sentido de la responsabilidad. Un animal no puede valerse por sí mismo por lo que necesita de nuestra atención a diario y varias veces en el mismo día. Ya que se encuentra en nuestro hogar éste se convierte en su hábitat con lo que no puede obtener comida por sí mismo ni tampoco puede salir de casa como cualquiera de nosotros. Debemos asegurarnos de cubrir sus necesidades primarias de supervivencia.
Además, también hemos de educarlos, especialmente en determinados casos. Si conviven con nosotros y forman parte de nuestra vida tendremos que enseñarles lo que pueden hacer y lo que no. Esto requiere, por nuestra parte, tener clara la idea de disciplina y ser firmes, además de ser pacientes y persistentes. Quizá no requiera mucho tiempo a largo plazo pero, al principio, sí que será un proceso constante en el que deberemos estar muy atentos y ser firmes en aquello que queramos permitir a nuestra mascota. Si somos laxos e inconsistentes en un primer momento, el trabajo de la educación de nuestro animal de compañía se dilatará en el tiempo y no será fácil de concluir.
En una familia debe haber un dueño claramente establecido. Todos en la casa deben educar a la mascota pero, por encima de todo, debe sobresalir el dueño a quien obedecerá antes que al resto de los miembros familiares y a quien, en caso de duda o incongruencia, recurrirá el animal. Esto es un dato a tener en cuenta porque no siempre quien se hace cargo de su cuidado es a quien el animal reconoce como su dueño.
Y, ¿qué nos aporta tener un animal de compañía en casa? Además de todo el trabajo y la incomodidad que supone tener un ser vivo en casa que parece un eterno bebé, existen otros aspectos positivos que le ganan la partida a lo negativo. Una mascota puede ser una fuente de bienestar para las personas. Si cuidamos adecuadamente de ellos nos veremos recompensados por el cariño y la incondicionalidad que nos muestran. Principalmente algunas especies, son muy cariñosas y sensibles a los afectos con lo que sentiremos una reciprocidad en la interacción con ellas.
Dedicar un esfuerzo a cuidarla y educarla aumenta nuestra autoestima porque al ver el resultado somos conscientes de que lo hemos hecho bien y que ha valido la pena. Nos sentimos útiles porque somos capaces de cuidar a otros con lo que, se supone, que también lo podemos hacer con nosotros mismos. Además, ese cariño que nos demuestran nos hace sentirnos queridos y parte importante en la vida de un ser vivo.
Por otro lado, el hecho de tener que hacernos cargo de todas sus necesidades supone que aprendamos a organizarnos y a gestionar nuestro tiempo mejor para que esté bien atendido. Pero, también, que podamos hacer nuestros deberes como ir a trabajar o dedicar tiempo a nuestro autocuidado.
Además, una mascota nos hace compañía porque interactúa con nosotros y nos obliga a ponernos en marcha. Muchas veces estamos aburridos y no sabemos qué hacer. Tener un animal en casa nos fuerza a salir a la calle para pasearlo y su demanda de atención nos evade de nuestros propios pensamientos. Jugar con él hace que las preocupaciones desaparezcan aunque sea por un breve periodo de tiempo. Nuestra atención se aleja de lo negativo y nos permite disfrutar de una actividad agradable que nos recarga las pilas. Lo podríamos considerar como un efecto antidepresivo natural.
A pesar de los beneficios y posibilidades de aprender y crecer como personas debemos tener claro que tener con nosotros un animal de compañía no puede suponer una fuente de estrés. Por ejemplo, si es un regalo o un capricho de otra persona no debemos asumir su cuidado como una obligación sino que deberemos reconducir la responsabilidad a su verdadero dueño. Si se trata de un regalo para nosotros debemos estar seguros de que lo queremos y, una vez que lo hayamos decidido, afrontar todos los inconvenientes que pueda conllevar.
Si no estamos seguros de ello, podemos dejarnos superar por el agotamiento y el estrés y comenzar una mala relación con nuestra mascota que puede terminar en el maltrato o en el abandono, lo que repercutirá negativamente en nuestro propio autoconcepto.

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