Alguna
vez alguna mujer nos ha comentado que se siente sola o que no tiene mucha gente
en la que confiar o bien tenemos alguna amiga o conocida que se ha distanciado poco
a poco de su círculo de amistades. Dice que se encuentra muy triste y agobiada
y que no sabe lo que le ocurre y se pasa todo el día con su pareja porque es la
única que le entiende… pero sólo a veces.
Muchas
veces discuten porque ella no quiere hacer nada. Rápidamente le recordamos lo bueno
que es salir y hacer cosas, quedar con gente y distraerse, incluso, puede que
le propongamos un plan. Y es entonces cuando aparece la frase: “no puedo hacer eso porque si no mi pareja
se va a enfadar”. Y nos quedamos
extrañados, “¿por qué se va a enfadar si
lo que intenta es animarse y además puede hacer lo que quiera?” Y al
preguntar, la excusa es que tienen muchas discusiones por ese tema de no querer
hacer nada y que sólo quiere hacer lo que ella quiere y, a veces, ni eso; que si
queda con alguien es que el deja a él de lado y a saber si es que tiene a otro.
Con lo que ella desiste de hacer planes y para calmarle a él accede a hacer lo
que él propuso.
Y
así, poco a poco empieza el ciclo. Ella va perdiendo el contacto con sus
amistades y se entristece cada vez más porque se mete en una burbuja en la que
sólo están ella y su pareja. Cada vez que intenta salir del bache se encuentra
con un ataque de celos y el chantaje emocional por no querer hacer nada con él.
Ella se siente en la necesidad de justificar y demostrar que sólo le quiere a
él y que no hay nadie más. Pero él que es celoso patológico se seguirá poniendo
celoso. Aun sin que ocurra nada ella seguirá sufriendo los celos y él irá
reduciendo el círculo de amistades y de comunicación de ella para sentirse
seguro de que es sólo suya. Y ella estará “tranquila” porque ya no tiene que
estar constantemente demostrando lo que es innecesario.
Pero
se equivoca porque el afán de posesión no tiene límite y dependiendo del grado
de agresividad puede que las broncas vayan subiendo de tono hasta llegar a la
agresividad física. Y a partir de ahí comienzan las automentiras y la
justificación de lo injustificable.